viernes, 21 de octubre de 2011

José Luis Quirós Manjón (Pipas): Alucinando (5)




Ese hombre sentado, ahí, solo. Yo, dulcemente paseando. Allí, corro de señoras. Allá, corro de chavales. Jugamos al fútbol. Vamos hacia la música. Un árbol, otro árbol. Y todos nos metemos en el bosque. Mira la cara de ausencia... ¿estará volando esa señora?... 

Mi cuerpo está en calma chicha. Voy sumiso por la vida tan lejos de la muerte prematura, tan lejos de la muerte imperial, tan lejos de la muerte provocada, como todos estos. No hablo y escucho. Otros no escuchan y hablan. Comparten el mismo tiempo... por una confluencia natural.

José Luis Quirós Manjón (Pipas): Alucinando (4)




Explosión de filos. El orden se mueve hacia el abismo. Y las cosas toman su marcha en una imperceptible mañana. Una onda aurea (sic) alumbra de lejos el horizonte. Sé que no la alcanzaré. Pero voy hacia ella como si, desde aquí, no fuese intensa. Dentro del movimiento, cruzando de árbol en árbol, miraqndo fíjamente la arena, encuentro esperanzas enterradas por olvidadizas huestes, degeneradas y degradantes. 

Me arrimo a ellas. Creo que es mi solución. Pero pronto lo abandono. Son nada mas que contribuyentes. Me desgarro en siluetas adoradoras. En mi imagen, encendidas. Y encuentro muy dulce evasión que me sirve de una grandísima coartada para luchar por nuestras vidas. Pues, aunque parezca mentira, estamos todos bien cerca.

José Luis Quirós Manjón (Pipas): Alucinando (3)




Estuve largo tiempo sin sentido apretujado en el suelo. Los órganos contraidos, los nervios tensos. Me aferraba, calladamente, con los ojos a lo que veía. Con un ligero saber de que esto se termina sustituido por un mañana luminoso. 

Y sus gotas de fragancia te devuelven a una vida dificil de salir-entrar. Los tejados resbalan el calor. Los balcones sobresalen la congoja. Los amarillentos álamos calman la tristeza con nostalgia otoñal. Quisiera darme un color de verdadera satisfacción. Aquí, enclavado, sufriendo.

José Luis Quirós Manjón (Pipas): Alucinando (2)






Me empuja un cristal frágil. Tenuo. Lleno el huerto de agua. El él remojo mis piernas. Para limpiarme el polvo del camino. Tras la explanada grande, se abre un camino de vida, unas colinas doradas y respetadas. Unos salientes soporíferos, con detalles inmensos, alargan la vista. Los profundos vericuetos, los repechos estacionados, aclaman compasiva una onda gigante que se confunde en pequeñas gotas de color maravilla. Y explota ante mi, cuyos ojos, atónitos, resaltan al tocarla. 

Llevo frágiles y transparentes deseos. Se calman en las orillas, andando por el llano. El verdor me inunda. Sus caras las recuerdo. Sigo bogando. Sigo descubriendo. Los rellanos son camas. Cada cosa de este paraje adquiere significado, si no comparado si por su propia forma. La suave forma del monte es deseable como objeto de deseo sexual. La hierva me mira. Yo respondo con todo mi ser. Estoy en un sitio nunca antes vivido. Toco el árbol. Abandono mi ropaje. Corro tras el viento que, en su contra, me envuelve. Nado en el líquido imaginado. Me embriaga la cabeza. La fragilidad, la fugacidad de mi cuerpo hace moverme rápido. Entonces es el valle el que pasa ante mi rodeándome. Cada vez mas cercano. Los surcos, las pendientes, se abren seguras ante si. Yo soy un ser que cruza. Un ente borracho que quiere cultivar, estableciendo un contacto de amor.

José Luis Quirós Manjón (Pipas): Alucinando (1)



Callejas guapas. Callejas arcoirisadas. 


Miles de colores resaltan en la oscuridad. Muchos cristales. Cristaleras de colores. Ecos de voces rebotando en mis oidos. 


Quisiera poder hablar. Lanzar, a gritos, hasta desgarrarme la laringe, la amistad engendrada. Que siempre llevas en tu magín para cuanquier ocasión...


Callejones de este rincón. Callejas guapas que de improviso me encienden la relación que bien pudiera llegar...


Callejas guapas. Callejas arcoirisadas. 

miércoles, 19 de octubre de 2011

José Luis Quirós Manjón (Pipas): El Herman Hesse de Peter Camenzind


Herman Hesse (Peter Camenzind) Una novela de claro estilo ya familiar después de haber leído Demian, Bajo las ruedas o Lobo estepario. Por lo que Peter Camenzind no es mas que otra de la misma traza, con una prosa muy poética. 

Da gusto leerla por los profundos análisis de las cosas, en el tono que lo hace; es decir: todo referido a la experiencia del sentimiento, escrito siempre en el yo personal; parece que de otra manera no concibe escribirla, pues en todas saca a relucir la soledad, el aislamiento, por la reducida mística-reflexión (sic) que hay; se nota el egocentrismo de Hesse enseguida en ese tono de incomprensión que saca siempre a relucir, ese individualismo exacervado. Por otra parte pone de manifiesto que todos tenemos un mundo propio y al mismo tiempo que hay un aislamiento infernal; nos dice que asumiéndolo existen pequeñas maravillas; siempre un mundo de raros, de un poco marginados al ser, los demás, masa aborregada con destino muerte antes de nacer. 

En estas novelas él se opone y la única manera de luchar es (¿apuntarse?) a crear individuos con su infierno, con su felicidad del dolor y su relación con la demás naturaleza.
Si, eso no me gusta. Ensalza pequeñas cosas. Pone en su punto otras muchas. Está bien entrenado. Admiro esa manera de analizar constantemente lo que un ser humano piensa y siente. De todo: de sus semejantes, de la naturaleza, del vivir, del morir. Pero no me gusta ese tono de excepticismo, de no ayuda; porque la humanidad como conjunto no se puede salvar; ahora, ese hombre, que solo que se maravilla con pocas cosas, que está constantemente relacionado con el campo, con su interior, no cree en sus semejantes, los combate; empero no sabe como hacerlo y ahí falla.

Como me figuro falló Hesse en vida: 'Es una tragedia el vivir', parece decir, pues el dolor, el sufrimiento es su constante y de ahí que los remansos, la esperanza, el fuego... sean solo escasos momentos que luego le sumergen mas en su imposiblidad de relación y de salir adelante de una vez.

En Peter Camenzind nos da un reflejo un poco parcial y muy subjetivo de una época en la Europa central, en cuanto al arte se refiere; juzga; nos muestra lo que ese momento vale para el mundo del arte en cuanto a creatividad, (...) de moda, siempre ensalza la personalidad, la honda y quieta personalidad; es joven pero trasluce una vejez estática, como inamovible, en las creencias, en sus principios, en su moralidad; y repudia toda superficialidad como bagatela a desechar.

En su relación con la naturaleza sigue esa tónica marcada en Siddhartha, bastante mística por cierto, en el sentido anterior: soledad, ascetismo, campo y él, él y matorral; campo-él-reflexión...

Otra cosa que observo en Herman, en todas sus novelas, es esa vida literaria de escritor; y cómo este ve el mundo; con las caraterísticas antes descritas; parace ser que todo literato tiende a ser un individualista - exceptico - sin (¿conciencia?) de grupo, cuyo dolor es su felicidad, su destino.

Del dolor y su profunda tristeza saca la mas rara de las alegrías, de la mas sucia mentira anhela la mas clara verdad, según los análisis de Nietzsche sobre los dioses griegos y su creación por parte del pueblo, de los antiguos griegos; te das cuenta de muchas cosas, tan raras en las religiones, del porqué, por lo menos de un porqué, te lo explicas, además no es nada raro esto que dice Nietzsche, así que...


martes, 18 de octubre de 2011

José Luis Quirós Manjón (Pipas): ¿Te has parado ante una calle mojada?






Una calle mojada en la ciudad
representa 
la limpieza de
la contaminada masa


Una calle mojada en la ciudad
representa 
sentimientos trágicos
que la calle absorve y no soluciona.


Una calle mojada en la ciudad
representa 
la reflexión del necesitado
la soledad concienciada
la presión de tus ideas


Una calle mojada en la ciudad
representa 
un hecho natural
que amamanta la vida
como alimento al fuerte


Una calle mojada en la ciudad
representa 
la vuelta de la sensiblidad
una señal anunciadora
en la subida espumosa del murmullo


Una calle mojada en la ciudad
representa 
la lluvia
la imperiosidad de todos
el daño
la noche
la claridad con cortinas
los disparos con silenciador


Una calle mojada en la ciudad
representa 
un saneo de mente
y nada mas

José Luis Quirós Manjón (Pipas): Vacío




Vacío ¡qué palabra!
¡tan enraizada ya!

Vacío un nombre,
llena con el sonido
con el cuerpo da forma
expresa los huecos
las rendijas de uno
como la vida de todos

Vacío inseguridad
Vacío represión
Vacío incontrol (sic)

dueño del vacío
señor de un reino
seguro en esos lares

un poco mas
y consigo el significado
de mi continuidad
actual.

Para eso sirve el sentirse defraudado
con el significado
con las horas
con las vueltas
con el valor y la fluidez
emanantes de las doradas...

Al margen: Es la ausencia de estímulos / Es la ausencia de las fantasías / (...) con mi  cuerpo / La presión del vacío / me retiraba de eso / sembraba estupor / sembraba inseguridad / me aislaba del calor

José Luis Quirós Manjón (Pipas): La Metamorfosis


la metamorfosis


El espíritu (por su lado masoquista, quizás por su lado complaciente de dejadez, es un lado fácil en el que bien nos tienen acostumbrados y por ahora es fácil caer; de todas formas si crees en unos determinados valores para ti ya hechos es fácil aceptarlos sin mas ni mas, ¿para qué cambiarlos?; hasta que te moleste esa sumisión, ese lado masoquista que tiene tu espíritu virtuoso de eso, pero estás tan metido que te es difícil salir; de buena gana romperías todo todo lo que te aprieta en tu sumisión pero...) se convierte en camello, este por natural forma también tiende a hacer algo por su cuenta, a mandar todo a la mierda, ser su único dueño, hacer las cosas por que si, porque a mi salen así y se convierte en un león; pero para llevarlo a la práctica, así, de repente, hace falta la sinceridad e ingenuidad de un niño y por tanto, en su tercera fase, se convierte en eso. 

Está bien Las metamorfosis, aunque parece que las presenta como algo que es natural y casi lo debemos de aceptar; pues si, puede que lo sea, pero no tiene por qué dominar ninguna de las tres; es mas, la primera -que parece va en contra de la posible convivencia para desarrollar las otras dos- pues se tendería a minimizar; o a que su existencia no condicionara nada, sobre todo el libre desarrollo de las otras dos. 

Se ve que está tomado en su momento determinado, donde el hombre estaba sometido a mas leyes impuestas y va a esa profundidad de su aceptación y lo trata de explicar así.

Una voluntad nueva, según Nietzsche, es seguir la naturalidad de los hombres. 

Si, pero ¿por qué? Por eso, porque es natural, sano; ir en contra de ello es retorcer algo recto que siempre tenderá a volver a su posición primitiva, ppues lo otro es una situación creada a la fuerza, artificialmente; y si encima no estás a gusto pues... ya me contarás.

martes, 11 de octubre de 2011

José Luis Quirós Manjón (Pipas): ¿Paganismo juvenil?


De aquella sustancia protoplasmática, o de aquel dios que nos guía, o de aquella casualidad, surgieron los símbolos y comenzaron a enraizarse con sus exacerbadas pasiones, con sus apasionados significados, con sus significados tergiversados...

Con los símbolos apareció la diferencia: esto, aquello, lo de más allá... ese pedazo... esta estructura... Y hoy... un ruido de aquellas cadenas.

Y nosotros, moléculas de óxido, alcanzamos nuestro estado y comenzamos como el trozo destinados a la primavera y sus distinciones ya hechas.

Nacemos y es nuestra primavera

¡Oh, lo bonito y lo bello. La muerte en flor, el crecimiento sin angustia! Palabras y elisires van hacia la primavera... ¡Ese pedazo! (sic)

Y yo allí, a vivir la primavera o morir sin ella.

Y yo allí, impregnado de ella o contrario a ella.

A viva voz canto, como los pájaros, cuando se me calienta la sangre. 


Al llegar la primavera luce el sol, brillan las estrellas y nosotros, abajo, a debatirnos y suspirar, a salir de nuestros fallos. Pero a cantar, impregnado, porque estamos en primavera, la boca en agua a punto de crecer. La saliba de la savia, para transformarnos bajo la gran obra.

Y correteando y bailando y empecinado en en llegar. El augurio poniéndose a tono. Todo era mío, de mi mente, coordinado al gran afán de la primavera. Mis sentidos percibían los hondos rayos de la vida que de la naturaleza salían, enfrascado en mi seno antes de yacer y alegre porque no cogía otra cosa. Saltaba, brincaba, un día en sol naciente, con una sonrisa dibujada sobre la chimenea, a través del vacío del horizonte, sin saber por qué no cogía la aprte no percibida.

Un día, en un comienzo, en el campo, mi cuerpo vibraba a su son: primavera-amor; primavera-libertad.

Y el amor, saturado hasta alcanzar la libertad.

Y las abejas en el panal con su perfecto reino, con sus exactos movimientos, con sus cristalinos movimientos y las flores abriendo sus brazos para calmar sus ansias. Ansias que el sol y sus rayos hacia el velo que los cubre, hacia el amor que significan.

Y el campo con su verdor. Descansa tu vista en la inmensidad. Es la hora de que encuentres lo tantas veces buscado. Esos segundos sobresaltados y el amor en tus vueltas para que lo toques y participes.

Y los animales en celo acuden a la cita en sus rugidos. Y sientes sensaciones. Frescor y alegría. Y en la ciudad las personas con sus colores e imitaciones, con sus cuerpos en flor, con sus movimientos por demostrar, con sus parques por respirar, con su tristeza convocada, también el amor te surge al ver y muestras aunque un poco, alegría y ganas de amor. Y en ese pedazo y en todos los sitios ahí está.

Y deseas acariciar. Oyes el mar, el ruido, el cielo. Bajas. Te subes a la esplanada. A los objetos del amor. Y sientes interminablemente. Y cada uno, fuera de si, hace fiestas sin dañar a nadie. Con limpìeza. Allí, allá.

Vas, palpas la vida que ignorabas. Las flores te la ofrecen. Los pájaros te reviven entre alegres cañaverales.

Así, yo no puedo vivir.

Así, yo no puedo morir.

Y vuelvo a intentar seguir. Quiero enamorarme consecuentemente. Luchar por esto y no deambular en las noches perdidas con el diablo y los demás santos. Con los pensamientos y raciocinios. Ahí, fuera de ti, está la primavera. Entrará cuando tu quieras y estés dispuesto. Y así mismo saldrá. Un vaivén perjudicial así así, así. ¡Oh, la persona dulce! ¡Oh, la persona dulce!