miércoles, 19 de octubre de 2011

José Luis Quirós Manjón (Pipas): El Herman Hesse de Peter Camenzind


Herman Hesse (Peter Camenzind) Una novela de claro estilo ya familiar después de haber leído Demian, Bajo las ruedas o Lobo estepario. Por lo que Peter Camenzind no es mas que otra de la misma traza, con una prosa muy poética. 

Da gusto leerla por los profundos análisis de las cosas, en el tono que lo hace; es decir: todo referido a la experiencia del sentimiento, escrito siempre en el yo personal; parece que de otra manera no concibe escribirla, pues en todas saca a relucir la soledad, el aislamiento, por la reducida mística-reflexión (sic) que hay; se nota el egocentrismo de Hesse enseguida en ese tono de incomprensión que saca siempre a relucir, ese individualismo exacervado. Por otra parte pone de manifiesto que todos tenemos un mundo propio y al mismo tiempo que hay un aislamiento infernal; nos dice que asumiéndolo existen pequeñas maravillas; siempre un mundo de raros, de un poco marginados al ser, los demás, masa aborregada con destino muerte antes de nacer. 

En estas novelas él se opone y la única manera de luchar es (¿apuntarse?) a crear individuos con su infierno, con su felicidad del dolor y su relación con la demás naturaleza.
Si, eso no me gusta. Ensalza pequeñas cosas. Pone en su punto otras muchas. Está bien entrenado. Admiro esa manera de analizar constantemente lo que un ser humano piensa y siente. De todo: de sus semejantes, de la naturaleza, del vivir, del morir. Pero no me gusta ese tono de excepticismo, de no ayuda; porque la humanidad como conjunto no se puede salvar; ahora, ese hombre, que solo que se maravilla con pocas cosas, que está constantemente relacionado con el campo, con su interior, no cree en sus semejantes, los combate; empero no sabe como hacerlo y ahí falla.

Como me figuro falló Hesse en vida: 'Es una tragedia el vivir', parece decir, pues el dolor, el sufrimiento es su constante y de ahí que los remansos, la esperanza, el fuego... sean solo escasos momentos que luego le sumergen mas en su imposiblidad de relación y de salir adelante de una vez.

En Peter Camenzind nos da un reflejo un poco parcial y muy subjetivo de una época en la Europa central, en cuanto al arte se refiere; juzga; nos muestra lo que ese momento vale para el mundo del arte en cuanto a creatividad, (...) de moda, siempre ensalza la personalidad, la honda y quieta personalidad; es joven pero trasluce una vejez estática, como inamovible, en las creencias, en sus principios, en su moralidad; y repudia toda superficialidad como bagatela a desechar.

En su relación con la naturaleza sigue esa tónica marcada en Siddhartha, bastante mística por cierto, en el sentido anterior: soledad, ascetismo, campo y él, él y matorral; campo-él-reflexión...

Otra cosa que observo en Herman, en todas sus novelas, es esa vida literaria de escritor; y cómo este ve el mundo; con las caraterísticas antes descritas; parace ser que todo literato tiende a ser un individualista - exceptico - sin (¿conciencia?) de grupo, cuyo dolor es su felicidad, su destino.

Del dolor y su profunda tristeza saca la mas rara de las alegrías, de la mas sucia mentira anhela la mas clara verdad, según los análisis de Nietzsche sobre los dioses griegos y su creación por parte del pueblo, de los antiguos griegos; te das cuenta de muchas cosas, tan raras en las religiones, del porqué, por lo menos de un porqué, te lo explicas, además no es nada raro esto que dice Nietzsche, así que...


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