Estuve sin sentido.
Apretujado en el suelo.
Los órganos contraídos.
Los nervios tensos
que aferraba calladamente
con los ojos lo que veía.
Con un ligero sabor
de que esto se termina
sustituido por la mañana.
Y sus gotas de fragancia.
Te devuelven a una vida
difícil de salir-entrar.
Los tejados resbalan el calor.
Los balcones sobresalen la congoja.
Los amarillentos álamos
calman la tristeza con nostalgias.
Quisiera darme un color
de verdadera satisfacción.
Aquí, enclavado, sufriendo.
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