Nuestra mente es como el cielo, azul. Como la naturaleza. Queremos en ella abrirla. Entonces, nos sorprende como una mariposa al cazarla con la mano (no comprendemos su movimiento)
Estamos manchados con la actitud de nuestros actos. Contrarrestados por la necesidad de las ideas. Nuestras manchas cubren los terrenos pequeños. Los resquicios son importantes. Como las espinas profundas.
Hay mucho terreno, como aire para respirar. Subiré a por las manchas y bajaré hasta el mar. Recorreré con mi mente azul el mar y ella acatará lo que por si sola descubrirá.
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