A ti, ser normal, que vas a aprender en la universidad: hoy pienso en ti. Te veo estudiando en tu casa, dentro del barrio. Tu sensibilidad corregida se vuelve cariñosa con la honradez. Como se tiene que ser en toda la vida: legal. Lejos de las discotecas, de los tugurios, de las entrañas de la ciudad. Allí donde se da rienda suelta a la dureza, donde los gestos son claros, sin etiquetas por medio. Allí tu no estás. Está lejos de la universidad. Te veo en las diversiones como en las borracheras. Son (...) excepción.
La gente se mueve en los coches, en labores, preocupado por el sexo, olvidando su trabajo, preparando aventuras, sucesos, a consecuencia de su movimiento. Aquí tu los ignoras, los ves como si fueran paredes, seres distanciados, coloreados. A millas de ti. Tienes un objetivo que has de cumplir. Lo demás es superfluo que te estorba al pasar. Lo tienes que ladear. Tu tristeza callada, tu agobio asumido, te crean soledad. Un clima familiar, íntimo, individual. En tu ventana resopla un leve tintineo: es polvo del ajetreo en el que tu nunca estarás.
Nota: se me van las palabras volando de la mente y me quedo a medias.
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