Aunque no lo diga, podéis hacer lo que queráis. Poco a poco, con el sometimiento a la costumbre de la autoridad, lo vas aceptando. Ya no protestas tan airadamente. Te crees en una táctica. Sin embargo, no llegas nunca a cumplirla.
Empiezo a ver imposibles y el ser humano es bastante ingenuo, quiere al menos serlo, sus momentos negros son los de su inocencia (=no hay prejuicios) (sic)
Empezamos a pasar de las cosas, 'para qué hacer', 'para qué hablar'; si, estamos cazados y bien controlados y nos vamos pudriendo, asqueando, teniendo innumerables males de incomunicación y aburrimiento, porque es tal el palo adquirido que ni intentamos hacer las mínimas cosas, mantenedoras de una existencia.
Lo que hacemos es llorar y vegetar.
Por lo menos yo.
Por lo menos yo.
Y quiero salir de aquí,
del mundo de mis entrañas,
al vuelo libre
de un hombre en expansión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario